domingo, 30 de diciembre de 2012

EN TODAS LAS PROFESIONES EXISTEN PSICÓPATAS


Podemos decir sin equivocarnos que en cada profesión existen psicópatas. Los psicópatas pueden ser hombres o mujeres, pero todo parece indicar que un porcentaje mayor se encuentra entre los  hombres.

Cuando hablamos de psicópatas nos imaginamos el perfil del último asesino en serie que nos viene a la memoria, sin embargo, existen psicópatas que aún no han cometido crimen alguno.

Robert Hare psicólogo investigador de criminales psicópatas señala que se pueden encontrar a estas personas en distintas actividades.
De hecho, la historia da cuenta de profesores, estudiantes, científicos, amas de casa, policías, bomberos, religiosos, médicos, militares, políticos, entre otros, que fueron criminales psicópatas.  
Hare ha creado un Test, el PCLR, que busca determinar con más exactitud la conducta psicopática.

En la actualidad se supone que el 1% de la sociedad es psicópata. Este número aumenta si se tiene en cuenta que, por el modus operandi y la inteligencia de estos, muchos no llegan a ser descubiertos. Es decir, pasan desapercibidos por el arte y dominio que tienen en parecer lo que no son.
En la población carcelaria el número de psicópatas puede pasar el 25%.

Lo curioso es que los criminólogos advierten que estas personas pueden ser cualquiera de los que vemos y tratamos a diario; en nuestro trabajo, universidad, club, u hogar.

El psicópata es un auténtico camaleón, suele pasar inadvertido, es un gran simulador.
Muchos que han cometido grandes estafas son también verdaderos psicópatas ya que no les importa a quienes les hacen daño ni de la manera que lo hacen. Lo significativo, es que  hasta disfrutan de estas acciones.
El uso estratégico de la mentira les permite hacer importante carrera en la política y en empresas que buscan gestión efectiva de sus objetivos, sin importar los medios, ni quien queda en el camino.

El psicópata no está considerado un  enfermo, pero tampoco está considerado una persona que se pueda adaptar a la sociedad, es distinto. Tiene  todo el componente para cargar con la “mala prensa” por su peligrosidad, frialdad y sadismo de su conducta.
Sano pero no tanto, pero peligroso sin duda. Brecha que deben cerrar profesionales de la salud, legisladores y quienes imparten justicia.

El avance de las investigaciones neurocientíficas puede arrojar en un futuro cercano mas datos concretos sobre este fallo de la personalidad que para muchos, sirve en la guerra pero no para la paz social.